Querida……. ¿me concedes este beso? Sólo quiero restregarme contra ti un par de veces por semana, durante diez o doce meses a lo sumo, prometo no molestarte más, no inmiscuirme en tus asuntos, como mucho te llamaré un par de veces de madrugada, hurtando tus ojos al sueño, para decirte cuánto me gustas y cómo te echo de menos, por lo demás no te preocupes, de las noches en que no nos veamos, prometo suicidarme sólo la mitad de ellas, la otra mitad estaré tranquilo.
Miraré sereno cómo la tarde plomiza se posa sobre la ciudad, veré los coches ladrar furiosos sobre el asfalto, buscaré tus facciones en las caras anónimas que pululan por el centro y ellos me tomarán por un estúpido al ver mi sonrisa.
No te preocupes por mí, ya te dije, estaré bien, entraré en uno de esos restaurantes del centro y pediré una ración de pulpo y una botella de vino tinto.
El camarero también me tomará por estúpido cuando vea mi cara de felicidad al hincarle el diente al cefalópodo, el camarero sonreirá, te digo, que yo también quiero ser pulpo, para acariciarte y abrazarte con mis tentáculos, y poseerte con ellos, después me sentaría al piano y te tocaría jazz como sólo los pulpos pueden tocarlo, porque, ¿sabes? Si yo fuese pulpo aprendería a tocar el piano sólo por complacerte, pero el camarero no lo entiende, y me mira y sonríe cuando yo rebusco entre las patatas los tentáculos para saber si son tentáculos de pianista, y pienso en los momentos de felicidad y pasión que podrías tener con este humilde servidor, y te recitaría las palabras del poeta: ¿pulpo será, mas pulpo enamorado?
Al final suele ocurrir que me entristezco por ese pobre pianista a la gallega, con su anárquica melodía emergiendo entre las patatas y el pimentón, y me bebo el vino y me voy del restaurante.
Vagare un rato por las calles, pero ya veras ….. que no soy peligroso en esas noches, no lo soy, porque aún llevaría pegado al cuello el aroma de tu cuerpo de alguna noche. Los pulpos somos muy tranquilos, aunque debo confesarte, que otra cosa será al día siguiente, en esos días enloquezco desde la mañana, ser pulpo me deja una resaca espantosa.
Noto un demonio dentro de mí, y consigo aplacarlo al principio, con mucho esfuerzo lo mantengo a raya, pero latente, crece, se alimenta de los restos del pulpo, y va ganando terreno poco a poco, hasta que, cuando empieza a caer la tarde, ya no puedo contenerlo, sale de mí y me esclaviza, me fustiga, me hace odiarte y odiarme a mí mismo por odiarte y odiar al pulpo por querer tenerte a mi lado y empiezo a arrastrarme y se me hiela el corazón y soy una víbora y salgo a la calle y repto por la ciudad y no te busco a ti, porque te odio, ya te he dicho, te odio, porque miro a los ojos del demonio que me sodomiza y veo su mirada limpia y creo que tu me odias por ser una víbora.
Luego pienso que simplemente te soy indiferente, te doy exactamente igual y eso me horroriza aún más, ser una víbora indiferente, porque puedo comprender tu odio, ya que tu cuerpo no está hecho para ser tocado por una víbora, pero tu indiferencia me hiere, y lo que haré, será buscar consuelo en el hombro del demonio, que me hará beber mil y un whisky para engañarme, porque tus labios….., lo sé, tienen el gusto amargo del whisky y en la mitad de la noche, con mis escamas de whisky y mis colmillos de odio, el diablo me acompañará hasta la calle de las perdiciones y allí me dejará cómo una presa fácil…, lo siento…., buscaré tus labios entre los labios de las mujeres mas fáciles para inyectarles mi veneno, si es que aún tengo veneno, pobre viborilla de madrugada y por un instante creeré haberte hallado, cuando en realidad son mis colmillos los que hieden a whisky, no los labios de las mujeres y mi corazón de sangre fría volverá a arrastrarse por la calle.
Ya ves, eso será todo lo que haré el tiempo que no pase contigo, quizás no sea muy ortodoxo, quizás esperas algo mas, lo comprendo, pero piensa que te necesito para no perder la cabeza, porque yo…., si te extraño y me gustas mucho y por eso, concédame este beso, por favor……,
Caballero de Corazón rebm, (nadyarc1)
Miraré sereno cómo la tarde plomiza se posa sobre la ciudad, veré los coches ladrar furiosos sobre el asfalto, buscaré tus facciones en las caras anónimas que pululan por el centro y ellos me tomarán por un estúpido al ver mi sonrisa.
No te preocupes por mí, ya te dije, estaré bien, entraré en uno de esos restaurantes del centro y pediré una ración de pulpo y una botella de vino tinto.
El camarero también me tomará por estúpido cuando vea mi cara de felicidad al hincarle el diente al cefalópodo, el camarero sonreirá, te digo, que yo también quiero ser pulpo, para acariciarte y abrazarte con mis tentáculos, y poseerte con ellos, después me sentaría al piano y te tocaría jazz como sólo los pulpos pueden tocarlo, porque, ¿sabes? Si yo fuese pulpo aprendería a tocar el piano sólo por complacerte, pero el camarero no lo entiende, y me mira y sonríe cuando yo rebusco entre las patatas los tentáculos para saber si son tentáculos de pianista, y pienso en los momentos de felicidad y pasión que podrías tener con este humilde servidor, y te recitaría las palabras del poeta: ¿pulpo será, mas pulpo enamorado?
Al final suele ocurrir que me entristezco por ese pobre pianista a la gallega, con su anárquica melodía emergiendo entre las patatas y el pimentón, y me bebo el vino y me voy del restaurante.
Vagare un rato por las calles, pero ya veras ….. que no soy peligroso en esas noches, no lo soy, porque aún llevaría pegado al cuello el aroma de tu cuerpo de alguna noche. Los pulpos somos muy tranquilos, aunque debo confesarte, que otra cosa será al día siguiente, en esos días enloquezco desde la mañana, ser pulpo me deja una resaca espantosa.
Noto un demonio dentro de mí, y consigo aplacarlo al principio, con mucho esfuerzo lo mantengo a raya, pero latente, crece, se alimenta de los restos del pulpo, y va ganando terreno poco a poco, hasta que, cuando empieza a caer la tarde, ya no puedo contenerlo, sale de mí y me esclaviza, me fustiga, me hace odiarte y odiarme a mí mismo por odiarte y odiar al pulpo por querer tenerte a mi lado y empiezo a arrastrarme y se me hiela el corazón y soy una víbora y salgo a la calle y repto por la ciudad y no te busco a ti, porque te odio, ya te he dicho, te odio, porque miro a los ojos del demonio que me sodomiza y veo su mirada limpia y creo que tu me odias por ser una víbora.
Luego pienso que simplemente te soy indiferente, te doy exactamente igual y eso me horroriza aún más, ser una víbora indiferente, porque puedo comprender tu odio, ya que tu cuerpo no está hecho para ser tocado por una víbora, pero tu indiferencia me hiere, y lo que haré, será buscar consuelo en el hombro del demonio, que me hará beber mil y un whisky para engañarme, porque tus labios….., lo sé, tienen el gusto amargo del whisky y en la mitad de la noche, con mis escamas de whisky y mis colmillos de odio, el diablo me acompañará hasta la calle de las perdiciones y allí me dejará cómo una presa fácil…, lo siento…., buscaré tus labios entre los labios de las mujeres mas fáciles para inyectarles mi veneno, si es que aún tengo veneno, pobre viborilla de madrugada y por un instante creeré haberte hallado, cuando en realidad son mis colmillos los que hieden a whisky, no los labios de las mujeres y mi corazón de sangre fría volverá a arrastrarse por la calle.
Ya ves, eso será todo lo que haré el tiempo que no pase contigo, quizás no sea muy ortodoxo, quizás esperas algo mas, lo comprendo, pero piensa que te necesito para no perder la cabeza, porque yo…., si te extraño y me gustas mucho y por eso, concédame este beso, por favor……,
Caballero de Corazón rebm, (nadyarc1)
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